ando conmigo.
He deambulado
desvalido tantas veces,
que aprendí
a acompañarme
y a mi defender.
Yo conmigo.
No solo.
Suficiente.
Y cómo me flanqueo.
Debo decirte,
que falta no me hace;
Yo soy solo,
siempre,
y así lo asumo.
El silencio de los otros
para eludirte,
tiene su encanto.
Vivir el placer de ser auténtico
y crecerse en lo propio.
Me siento feliz
con ese yo que eternamente
ha sido
mi entereza.
La soledad
tiene su embrujo.
Tu libertad, te hace,
que sola como yo
también
tú te acompañes.
Barrunto que el destino
nos depare inclemente su camino:
coincidir solitarios
en la ausencia
A tí, a quien nunca conocí.
Fortunato Hernández, un día como hoy 5 de Diciembre de 2008
y a mi defender.
Yo conmigo.
No solo.
Suficiente.
Y cómo me flanqueo.
Debo decirte,
que falta no me hace;
Yo soy solo,
siempre,
y así lo asumo.
El silencio de los otros
para eludirte,
tiene su encanto.
Vivir el placer de ser auténtico
y crecerse en lo propio.
Me siento feliz
con ese yo que eternamente
ha sido
mi entereza.
La soledad
tiene su embrujo.
Tu libertad, te hace,
que sola como yo
también
tú te acompañes.
Barrunto que el destino
nos depare inclemente su camino:
coincidir solitarios
en la ausencia
A tí, a quien nunca conocí.
Fortunato Hernández, un día como hoy 5 de Diciembre de 2008