Al Descubierto


Entrada más reciente Página Principal
En Carora.com

A Diario

A Diario

Página Dos

Página Dos

Página Tres

Página Tres

Página Cuatro

Página Cuatro

Poetas Universales

Poetas Universales

Saulo Elías Navarro Luthier

Saulo Elías Navarro Luthier

encarora.com

encarora.com

Artículos de Gerardo castillo

Artículos de Gerardo castillo

Iribarren

Iribarren

Aguaitando

Aguaitando
Allí estaban;
esperando por mí.

A la orilla del paso.
Me aguaitaban.
En su destino,
escrito estaba Yo,
y en el mío,
sus vidas
eran gracia de Dios
que estaba por venir.

A la orilla del paso
me esperaban....

Primero, Fortunato.
Fué mi mano, ligera,
lanzada a su existencia,
y asomado a la vida
se aferró de mi mano.

Después
llegó Juan Pedro.
Cuando extendí la mía
la suya
ya apretaba en el aire
para asirse.

Y aquí están
mis dos niños
que me brindan,
que me gritan,
que me imponen,
que me alegran
la exigencia
y el mandato
de existir...

A Fortunato José Y Juan Pedro,
mis dos chiquitos
Carora 03 de Septiembre de 2008

El Viejo Mío, de Eduardo Izcaray Yépez

El Viejo Mío
es un pájaro extraño
en el planeta
Disparando ternura,
sonrisa y fiesta.
¡El viejo mío
en su eterna costumbre
de cometa
Se la pasa en el viento
con las estrellas.
Su piano,
cómplice fiel
de todos sus silencios
Quien sabe que secretos
calla sonriendo.
Y con razón,
de tanto y tanto dar amor
Parece un carrusel
su corazón.
El viejo mío,
sordo, loco y apóstol y poeta
No le sirve a este mundo
tanta nobleza
Cuando lo vea,
le dirá que sus hijos
y sus nietos
Aun que usted no le crea,
son lo más grande del universo.
Y si una vez,
por uno de esos raros espejismos
Le perdemos la pista
y no lo conseguimos
No hay que angustiar
seguramente no ha pasado nada
¡Andará por nosotros,
dentro de cada sombra
Cuidando con ternura su manada.
El Viejo Mío.

Laberinto

Laberinto
Un laberinto es mi vida
Sin salida y sin entrada
cuando le encuentras pasada
te haces la desentendida.


Para el engaño es el beso
la bala para el ladrón
al santo es la procesión
y la reja para el preso;
para Dios siempre es el rezo
para el que escapa, la huida,
para el que tiene una herida
y que como yo la aguanta
puede cantar cuando canta:
un laberinto es mi vida.

Por eso, si en ocurrencia
pretendiera la riqueza
de seguro la pobreza
plantearia su presencia.
Para el qu sufre, paciencia,
para el que llora, la almohada
para un alma atormentada
sin sociego y redención
le ha de tocar la prisión
sin salida y sin entrada.

Para el no poder, los sueños;
para un muerto, sepultura,
la tumba brinda su anchura
a aquel que tiene por dueño;
mi amor para tí es pequeño
y lo ahogas en la nada,
tu puerta siempre cerrada
no le permite llegar
y lo sabes aguantar
cuando le encuentras pasada.

Para quien ama, traición,
y para el perro, el sobrado,
para la guerra el soldado
y al que espera, la ilusión;
al que peca es el perdón
la sangre para la herida
y tú que aprietas mi vida
sin ninguna compasión
cuando sientes emoción
te haces la desentendida.

Fortunato Hernández Sierralta
04—06—89


Antonio Arraiz

De Antonio Arráiz, poeta Venezolano

La madre es una sombra,
¿lo sabes?
La madre es una sombra acostada a los pies.
Al alba,
cuando la luz dorada apenas ilumina,
una criatura aún endeble y vacilante,
la sombra que acaricia sus pies
es larga inmensamente.
Y, a cada vacilante traspiés de la criatura,
con zozobra mortal
la sombra se estremece.
Luego el sol va subiendo. El niño se hace hombre.
La sombra se acurruca a sus pies.
Se diría
que la vida de la una se trasfunde en el otro;
y se agota la madre, mientras el hijo crece.
Cuando el sol brilla en el cenit para el héroe,
erguido en la extensa planicie que le adula
exigua, humilde, pobre,
nadie observa la sombra achicada a sus pies.
Pero a veces también la luz, la vida, el sol,
las sonrisas de dicha se abaten al ocaso.
El soplo formidable enflaquece.
La cabeza del héroe,
la cabeza robusta que coronaron rosas
desmaya mudamente, exangüe de voluntad.
Y la sombra imperceptible que nadie tomó en cuenta,
en una exaltación desesperada
se hace de nuevo enorme, se envuelve sobre el hijo,
se hincha y vivifica, fiera, rabiosa y trágica.
Y, cuando el héroe muere, la sombra se hace noche.

Coloquio Bajo la Palma

Andrés Eloy Blanco

Lo que hay que ser es mejor
y no decir que se es bueno
ni que se es malo,
lo que hay que hacer es amar
lo libre en el ser humano,
lo que hay que hacer es saber
alumbrarse ojos y manos
y corazón y cabeza
y después, ir alumbrando.
Lo que hay que hacer es dar mas
sin decir lo que se ha dado,
lo que hay que dar es un modo
de no tener demasiado
y un modo de que otros tengan
su modo de tener algo,
trabajo es lo que hay que dar
y su valor al trabajo
y al que trabaja en la fábrica
y al que trabaja en el campo,
y al que trabaja en la mina
y al que trabaja en el barco,
lo que hay que darles es todo,
luz y sangre, voz y manos,
y la paz y la alegría
que han de tener aquí abajo,
que para las de allá arriba,
no hay porque apurarse tanto,
si ha de ser disposición
de Dios para el hombre honrado
darle tierra al darlo a luz,
darle luz al enterrado.
Por eso quiero, hijo mio,
que te des a tus hermanos,
que para su bien pelees
y nunca te estés aislado;
bruto y amado del mundo
te prefiero a solo y sabio.
A Dios que me de tormentos,
a Dios que me de quebrantos,
pero que no me de un hijo
de corazón solitario.

Tiempo

Tiempo
"Lo que es, ya antes fué,
lo que será, ya es"

Quiera el tiempo que quiero
darle tiempo a mi tiempo;
que el momento que espero
venga inserto en el tiempo,
y es que el tiempo que espero
son los tiempos del tiempo.

Todo tiene su tiempo
tiene todo medida:
En su tiempo la muerte
tiempo tiene la vida.

Fortunato Hernández Sierralta 1979

Coincidencias

Entre tu y Yo existen coincidencias,
Tú Viajera inalcanzable,
Yo, andante y sin urgencias.
Barrunto que el destino
nos depara inclemente su camino:
coincidir solitarios en la ausencia.

Fortunato Hernández Sierralta

  • encarora.com

Zona Colonial de Carora

Página Publicada por Fortunato Hernández Sierralta. desde Carora, Venezuela. Tema Awesome Inc.. Con tecnología de Blogger.