Oración


Oración

Madre… cuando muera…
tómame en tus brazos,
Báñame en tus besos cariñosos, puros;
ciérrame los ojos que han de estar oscuros…
cuando muera madre…
tómame en tus brazos.

Levanta mi frente hasta el infinito
y el dolor que sientas dámelo en la boca,
deja madre mía que se vuelva roca
que yo me la llevo al cielo bendito.

Ponme a mis hermanos a la cabecera,
junto a la mesita donde están los santos…
que no lloren, madre, quiero oír sus cantos
desde lo infinito por la vez primera.

Que extiendan sus manos tocando las mías
y aprieten mis dedos con su fuerza loca
que suspiros tiernos salgan de sus bocas
penetrando en mi alma con melancolía.

Que recen El Credo, El Ave María,
como cantos de himnos, lejanos y extraños,
pasarán oh madre, los lánguidos años,
morirán las cuitas en el alma mía.

Y estará en silencio toda la osamenta
cubierta de polvo junto al tiempo yerto;
tú verás oh madre que este amor no ha muerto,
te amaré en silencio, como estrella incierta.

Mas, no llores madre, que ese llanto mata.
no suelten tus ojos infernal dolor,
no ves madre mía que en la vida ingrata
la risa es un llanto cuando evoca amor.

Madre… Cuando muera,
que no estén los hombres formándote lazos,
ni estén las mujeres a tu alrededor,
que no estén los niños con los pies descalzos
y en la planta misma sentir el dolor.

Que estén las coronas de flores graciosas,
rojas, amarillas, verdes cual jardín,
y en la frente madre un blanco jazmín,
en la mano un lirio y en la boca rosas.

Y luego… en la tarde hacia el cementerio
por la calle alegre de aquella mi infancia,
donde todo paso era una esperanza
sin duda ni hastío: Ambrosía y misterio.


Llegada el final…la fosa ya abierta.
recen mi oración, el último anhelo;
la fosa cerrada, la fosa cubierta…
Padre Nuestro que estás en los cielos…

Madre…cuando muera…
de tu boca dulce arranca un consuelo,
pónmelo en mis labios con suave ternura,
dame de tus ojos la última dulzura,
tómame en tus brazos, levántame al cielo…

Fortunato Hernández Sierralta
Carora 27 de Junio de 1969